Tags : Sahara Occidental, Marruecos, Mundial 2022, Qatar 2022, Copa del Mundo,
Los refugiados saharauis dicen que hay poca alegría mundialista en los campamentos ya que no participa ningún país que apoye su reivindicación de independencia
Por Habibulah Mohamed Lamin
Cuando la selección marroquí de fútbol salte al campo en la Copa del Mundo de Qatar, Madalah Almami dice que no les animará.
También dice que no será el único en boicotear sus partidos.
Como saharaui nacido y criado en un campo de refugiados del suroeste de Argelia, Almami es uno de los miles de personas que se vieron obligadas a huir de sus hogares hace décadas en el Sáhara Occidental, una extensa franja de desierto en la costa atlántica de África que se disputan Marruecos y los independentistas del Frente Polisario.
Marruecos y Mauritania debían compartir el Sáhara Occidental cuando España renunció a su control, pero en 1976 el Frente Polisario proclamó la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y estaba decidido a luchar por ella.
Marruecos, rico en fosfatos y adyacente a las abundantes aguas pesqueras del Atlántico, controla ahora alrededor del 80% del Sáhara Occidental y se refiere a toda la región como sus « provincias del sur ».
En un campo de refugiados del suroeste de Argelia, donde los padres intentan romper el ciclo de dolor y pobreza en el que se ha sumido esta comunidad, el apoyo a la selección nacional marroquí, que aspira a llegar lejos en la Copa Mundial de Qatar de este año, era escaso o nulo.
El amor por el deporte rey está muy arraigado aquí, y se puede ver a los niños jugando descalzos en campos polvorientos donde las porterías están hechas con grandes piedras y el balón casi siempre está plano o se queda sin aire.
Es aquí donde florece el amor de muchos por este deporte.
Pero también es aquí donde muchos se desilusionan con su pasatiempo favorito al ver cómo sus carreras deportivas se estancan mientras florecen las de los futbolistas marroquíes.
Expresar mi identidad
Almami cuenta que pasó la mayor parte de su juventud intentando perfeccionar sus habilidades y convertirse en el equivalente saharaui de la antigua estrella del fútbol marroquí Mustapha Hadji.
Recuerda su infancia, cuando soltaba la mochila después de un largo día de colegio y se pasaba todo el tiempo hasta el anochecer persiguiendo el balón.
« Jugábamos hasta que ya no se veía el balón », cuenta a Middle East Eye.
Con el paso de los años, Almami se unió al equipo local de su campamento e incluso fue considerado un posible jugador de plantilla para la selección nacional saharaui. Pero dijo que la pasión por sí sola no era suficiente y no consiguió entrar en el equipo ni representar a la comunidad por la que está dispuesto a morir.
« Puede que para algunos el fútbol sea un medio de obtener beneficios, pero para mí era un medio de expresar mi identidad », afirmó.
Ragab Baba Hayay, que entrenó a la selección del Sáhara Occidental en la Copa Mundial VIVA 2012, celebrada en la región iraquí del Kurdistán, afirmó que el equipo se sentía muy orgulloso, a pesar de que fuera del continente no mucha gente conocía sus hazañas futbolísticas.
Afirmó que el equipo que dirigió en 2012 jugó un fútbol atractivo y tuvo una actuación admirable, a pesar de enfrentarse a una serie de dificultades, como las restricciones al uso de su bandera durante las ceremonias previas a los partidos.
El equipo quedó en sexta posición, y sufrió derrotas por 6-0 y 6-2 en sus dos primeros partidos. Aun así, Baba Hayay mantiene que lo hicieron bien: marcaron seis goles para hacerse con el sexto puesto del torneo.
« En cuanto a la ausencia de nuestra participación en eventos africanos, se debe a la falta de una asociación de fútbol, pero el Ministerio [saharaui] de Juventud y Deportes está trabajando para presentar un expediente a la Unión Africana », declaró Baba Hayay a MEE.
Marruecos no me representa
El miércoles, Marruecos se enfrentará a Croacia en el estadio Al-Bayt con la moral por las nubes.
Los Leones del Atlas han logrado 14 victorias en 20 partidos en 2022 y parece que podrían superar las expectativas en un grupo en el que también figuran Bélgica y Canadá.
Con un sólido pedigrí futbolístico y miles de espectadores animándoles, el equipo plagado de estrellas podría repetir su asombrosa actuación del 86, en la que alcanzó los octavos de final.
Sin embargo, Gouz Said, otro residente del campamento, no se ve animando a la selección marroquí por muy lejos que llegue.
« La selección marroquí no me representa », declaró a MEE.
« La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es miembro de la Unión Africana y me representa como país », dijo antes de añadir: « viendo el equipo de Marruecos no llegarán a la segunda ronda. Ojalá fuera Argelia, porque seguramente habría llegado más lejos », añadió.
Argelia se quedó a las puertas de la clasificación tras ser derrotada por una potente selección camerunesa en marzo, dos meses después de poner fin a su impresionante racha de 35 partidos sin conocer la derrota.
Según Said, las victorias y derrotas argelinas siempre se hicieron sentir entre los saharauis de los campamentos de refugiados, en gran parte debido a los esfuerzos de Argel por oponerse a las reclamaciones marroquíes de soberanía sobre el Sáhara Occidental.
Argelia ha acogido y apoyado durante mucho tiempo al Frente Polisario, que busca la plena independencia del Sáhara Occidental y ha exigido la celebración de un referéndum, según lo previsto en un acuerdo de alto el fuego de 1991.
Otra importante base de apoyo a la RASD es la Unión Africana, de la que es miembro. La región ha sido reconocida como país independiente por 84 miembros de la ONU, aunque varios países han empezado a retirar o congelar su reconocimiento en los últimos años.
Si hay alguien, es Brasil
Durante los dos últimos años, las tensiones se han recrudecido en el Sáhara Occidental con la vuelta al enfrentamiento militar en el muro desértico de 2.700 km que separa el Sáhara Occidental controlado por Marruecos y el 20% bajo control del Polisario.
En un momento dado, el año pasado, las fuerzas armadas del Polisario declararon ataques casi diarios contra bases militares y puestos avanzados marroquíes desde que se rompió el alto el fuego.
Las tensiones se dispararon en 2020, cuando el ex presidente estadounidense Donald Trump rompió con las normas diplomáticas establecidas desde hace tiempo para reconocer la reclamación marroquí del territorio, como parte de un quid-pro-quo por la normalización de los lazos de Rabat con Israel.
Ningún país ha seguido la medida estadounidense, y Alemania la cuestionó en la ONU, pidiendo a Estados Unidos que « actuara en el marco del derecho internacional. »
En general, el gobierno de Biden ha respaldado la decisión de la era Trump, aunque se ha abstenido de reconocer de plano la reivindicación de soberanía de Rabat sobre el territorio en disputa.
Viviendo cerca de la berma del desierto, Ahmed Atanji, un destacado activista saharaui y aficionado al fútbol, dijo que los únicos bandos que tenían apoyo entre la gente de su ciudad eran el equipo saharaui y la selección nacional argelina.
« En el Sáhara Occidental tenemos prohibido apoyar a la selección argelina », afirmó. « Las autoridades marroquíes cierran los cafés e imponen el toque de queda cuando juegan los argelinos. Muchos saharauis han sido detenidos cuando intentaban celebrar las victorias argelinas durante la Copa Africana de Naciones. »
Según Human Rights Watch, las autoridades marroquíes consideran toda oposición a su dominio en el Sáhara Occidental como ataques ilegales a la « integridad territorial » de Marruecos, y se basan en ello para prohibir o dispersar manifestaciones pacíficas y denegar el reconocimiento legal a las organizaciones de derechos humanos.
Para Almami, la política y el deporte son inseparables y no habría mucha alegría en el Mundial si no participara un país vecino que respaldara sus reivindicaciones independentistas.
Aun así, Almami afirmó que, como amante del fútbol, animaría al neutral Brasil, y esperaba que « ganara el Mundial ».
Middle East Eye, 28/11/2022
#Marruecos #Copa_del_Mundo #Mundial2022 #Qatar2022 #Sahara_Occidental
