Aarrass nació en Melilla, pero tiene la nacionalidad belga. Fue inhumanamente torturado para obligarle a reconocer crímenes que no cometió.
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Ali Aarrass es una antigua víctima de Abdellatif El Hammouchi, jefe de la seguridad en Marruecos, condecorado hoy por el ministro español de interior.
Aarrass nació en Melilla, pero tiene la nacionalidad belga. Para protestar contra esta condecoración, publicó el siguiente comunicado en su página Facebook:
COMUNICADO PÚBLICO
Dirigido al Gobierno de España y al Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska
Deseo recordar que España — y más concretamente el Gobierno español (PSOE) — ha sido cuestionada por el Tribunal Constitucional de Madrid por su posición con respecto a Marruecos.
Hoy no responsabilizo únicamente a este gobierno de su complicidad general con el Estado marroquí, sino también de haber tomado la decisión de condecorar a Abdellatif Hamouchi, un hombre vinculado a prácticas de tortura y graves abusos.
Testifico públicamente que Abdellatif Hamouchi estuvo presente durante mis interrogatorios en el centro secreto de Témara.
En cada una de sus visitas, los torturadores detenían por un momento sus actos para informarle verbalmente de los “resultados” obtenidos mediante la tortura que me infligían: violación, electrocución, quemaduras de cigarrillo y otros tipos de maltrato.
Estos hechos no son interpretaciones: forman parte directa de mi experiencia vivida.
Por ello me dirijo hoy a usted, señor Fernando Grande-Marlaska, Ministro del Interior y antiguo juez de instrucción de la Audiencia Nacional.
Usted, que durante años dirigió una lucha implacable contra el terrorismo nacional e internacional,
¿cómo puede justificar el honor otorgado a un hombre acusado de actos que aterrorizan diariamente a los ciudadanos más vulnerables de su propio país?
Le pido públicamente que explique el verdadero significado de la palabra «terrorismo» en su definición original.
¿Cómo se puede hablar de lucha contra el terrorismo cuando quienes cometen las peores atrocidades permanecen impunes, e incluso, en ocasiones, son recompensados?
¿Dónde queda la “independencia de la justicia”, señor Marlaska, cuando usted legitima con una condecoración los métodos de un aparato represivo?
Estoy dispuesto a reconocer cualquier acto auténtico de justicia, ya sea en España o en Marruecos.
Pero para ello, primero debe responderse una pregunta esencial:
¿Dónde se manifiesta realmente el terrorismo y quiénes son sus verdaderos autores?
Mi voz puede que no sea escuchada hoy. Puede que sea ignorada mientras las conciencias sigan cegadas por la indiferencia política y diplomática.
Pero llegará un día en que una justicia verdaderamente independiente sabrá distinguir claramente entre la verdad y la mentira.
Este comunicado se dirige a todas aquellas personas que se niegan a apartar la mirada ante las violaciones de los derechos humanos y las incoherencias morales de los Estados que dicen defender la justicia.