Reprimiendo, matando y encarcelando a los saharauis que festejaron la victoria argelina en la final del campeonato de naciones de fútbol, Marruecos ha cometido un grave error.
Una de sus víctimas, Sabah Athman Hmeida, tenía tan sólo 24 años. Daba clases nocturnas de inglés y tenía toda una vida por delante. Sus sueños fueron pulverizados por dos vehículos de las Fuerzas Auxiliares en la Avenida de Smara, una de las mayores calles del Aaiún, capital ocupada y martirizada por el invasor.
El único delito de Sabah fue el ser hincha del equipo argelino de fútbol. No tienes antecedentes judiciales, ni tenía la intención de hacer daño a nadie. Eso no impidió que se salvara de la violencia del Estado marroquí. Una violencia que es el signo de debilidad, de la derrota y la desesperación. No sin razón se dice que la violencia es el arma de los más débiles.
En efecto, Marruecos se encuentra hoy en posición de debilidad en el conflicto del Sáhara Occidental. Pour una parte, atraviesa una situación interna explosiva. Desde hace años, la crisis social no hace más que agravarse, pero las arcas del país están vacías. Las autoridades sólo tienen palos para ofrecer a los millones de ciudadanos marroquíes que viven en una situación precaria. El Fondo Monetario Internacional ya no oculta su pesimismo en cuanto a la situación de la deuda externa marroquí así como las condiciones socio-económicas desastrosas en las que se desarrolla la población marroquí.
Hablando de bomba de relojería susceptible de explotar en cualquier momento, el FMI evoca un crecimiento económico indigente y una inquietante agravación de las desigualdades sociales. El informe de la institucion financiera internacional también hace alusión al alarmante nivel al que ha llegado la corrupción y su influencia negativa sobre las inversiones.
En el Sáhara Occidental, la estrategia de Marruecos se volvió contra él. Aunque los barcos de pesca europeos vuelven a las costas saharauis, el último acuerdo de pesca constituye un verdadero varapalo para Rabat ya que su firma consta sobre unos párrafos que indican claramente que el territorio saharaui no forma parte de Marruecos.
En El Gargarat, lo menos que se puede decir es que a Marruecos le salió el tiro por la culata. En lugar de echar al Polisario de la llamada zona « Kandahar », ésta se convirtió en un frente más contra la ocupación. El pescado que atraviesa el territorio saharaui y Marruecos para para ser comercializado en Andalucía se está pudriendo en espera de poder pasar por El Gargarat.
En Nueva York, el contencioso del Sáhara está paralizado por la dimisión del alemán Horst Köhler para protestar contra la hipocresía de Francia y Estados Unidos que alegan respetar el derecho de los saharauis a la autodeterminación al mismo tiempo que apoyan una solución favorable a Marruecos aunque sea mediante la violación de los derechos más fundamentales de la población saharaui.
Ante el rechazo de sus potentes aliados a imponer la supuesta solución autonómica, Marruecos recurre a la violencia como único credo para seguir ocupando el territorio del Sáhara Occidental. Sin embargo, parece ser que las autoridades marroquíes olvidan que la violencia sólo engendra violencia.
Photo : El Gargarat bloqueada por los saharauis para protestar contra la ocupación marroquí
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