Tags: Resolución 2797 (2025), Sáhara Occidental, Frente Polisario, Marruecos, ONU, Consejo de Seguridad, Estados Unidos, plan de autonomía.
La página que contiene el texto de la última resolución del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental [S/2797 (2025)] ya no es accesible en los sitios web de las Naciones Unidas y la MINURSO. En su lugar, aparece un mensaje de error « 404 ».



TEXTO ÍNTEGRO DE LA RESOLUCIÓN 2797 (2025):
Comentario de Kader Tahri
La resolución 2797, adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU, se inscribe en la continuidad de una serie de textos en los que la ambigüedad se convierte en un método. Al instar a las partes a reanudar las discusiones « serias y sin condiciones previas », al mismo tiempo que considera la propuesta de autonomía marroquí como « creíble y realista », el Consejo parece querer conciliar dos enfoques fundamentalmente opuestos: la autonomía bajo soberanía marroquí y la autodeterminación del pueblo saharaui.
Esta formulación no es nueva. Desde la resolución 1754 (2007), la ONU ha sustituido la idea de un referéndum de autodeterminación —inicialmente en el centro del mandato de la MINURSO— por la búsqueda de una « solución política justa, duradera y mutuamente aceptable ». Este deslizamiento semántico ha transformado progresivamente la cuestión del Sáhara Occidental: de un derecho a ejercer, se ha convertido en un objeto de negociación.
El lenguaje elegido por el Consejo de Seguridad es deliberadamente vago. Permite que cada parte encuentre en él una forma de validación:
- Marruecos destaca el reconocimiento de su propuesta como « base creíble y realista », viendo en ello un apoyo implícito a su soberanía sobre el territorio.
- El Frente Polisario, por su parte, se remite a la mención de la « autodeterminación » para reafirmar el derecho del pueblo saharaui a elegir libremente su futuro.
Pero esta doble lectura, que supuestamente fomenta el compromiso, conduce en la práctica a un bloqueo total. Cada uno se mantiene firme en sus posiciones, convencido de que el tiempo o la diplomacia terminarán dándole la razón. El Consejo, por su lado, se limita a gestionar la estabilidad regional en lugar de resolver la cuestión de fondo.
De la neutralidad a la parálisis
Las resoluciones sucesivas —desde la 1754 (2007) hasta la 2654 (2022), y hasta la reciente 2797 (2025)— repiten casi palabra por palabra las mismas formulaciones. Esta repetición refleja menos una continuidad que una incapacidad para evolucionar.
La Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) sigue estando, a pesar de su nombre, privada de cualquier mandato para organizar un referéndum o incluso supervisar los derechos humanos. Simboliza la paradoja de una presencia de la ONU sin poder político real.
Bajo la apariencia de neutralidad, la ONU ha terminado por institucionalizar el statu quo. La ambigüedad que debía permitir el diálogo se ha convertido en un instrumento de inmovilismo. Ofrece a Marruecos la comodidad diplomática del apoyo tácito de potencias influyentes, y al Polisario la ilusión de que la causa de la autodeterminación sigue viva en el discurso internacional.
El precio de la ambigüedad: una paz aplazada
El mantenimiento de esta vaguedad diplomática tiene un coste humano y político.
Sobre el terreno, el pueblo saharaui sigue privado de cualquier perspectiva clara. Tanto en los campamentos de refugiados de Tinduf como en los territorios controlados por Marruecos, la incertidumbre alimenta la frustración y la desilusión.
A nivel regional, el bloqueo impide cualquier integración magrebí real, mientras que las tensiones entre Marruecos y Argelia siguen fortaleciéndose.
La ONU, al evitar cualquier posición clara, preserva su unidad pero sacrifica su credibilidad. A fuerza de querer proteger los equilibrios diplomáticos, ha transformado un proceso de paz en un ritual anual de renovación de resoluciones.
Aclarar para avanzar
Reconocer esta ambigüedad no es un rechazo a la diplomacia, sino un llamado a la lucidez.
Una solución política duradera solo podrá surgir si los términos del debate se plantean con claridad: o se trata de negociar las modalidades de una verdadera autodeterminación, conforme al derecho internacional; o se trata de discutir una autonomía enmarcada por la soberanía marroquí, asumiendo esta orientación política.
Pero querer conciliar ambos en un mismo texto es negarse a elegir —y por lo tanto condenar el proceso a dar vueltas en círculo.
Conclusión
La resolución 2797 no es solo un texto diplomático: es el símbolo de un método que se ha convertido en un callejón sin salida.
Mientras el Consejo de Seguridad siga hablando de una « solución mutuamente aceptable » sin definir claramente los parámetros de esta aceptación, el Sáhara Occidental seguirá siendo el escenario de una paz aplazada, suspendida por una ambigüedad que solo beneficia al statu quo.
Argelia, a través de la voz de su delegado, sin embargo, subrayó que el texto no refleja ni fiel ni suficientemente la doctrina de las Naciones Unidas sobre la descolonización, una doctrina que ha permitido a numerosos países adherirse a las Naciones Unidas.
En cuanto a las deficiencias del texto. Este no responde a las expectativas y aspiraciones legítimas del pueblo del Sáhara Occidental, representado por el Frente Polisario, que lucha desde hace más de 50 años para determinar su propio futuro. Privilegiar una opción en detrimento de las demás limita la creatividad y la flexibilidad necesarias para la conclusión de un acuerdo conforme a la doctrina de descolonización de las Naciones Unidas. El texto también crea un desequilibrio al poner énfasis en las ambiciones territoriales de una parte mientras se desatienden las aspiraciones del pueblo saharaui, cuya opinión, como parte en el conflicto, debe ser escuchada.