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Abriles

En el año 2000, el poeta Joaquín Sabina cantó el robo de un mes de abril que le pertenecía. No reveló en su canto-denuncia quién fue el ladrón. Catorce años después, un viajero recibió el regalo de un mes de abril que no esperaba. No sabe quién fue el donante.

Quiere creer que fue el Espíritu de la badía, que con canto mudo, misterioso, mágico, mítico, místico embellece las galabba-montañas- del Sáhara Occidental, y ennoblece los corazones-galabba- de los saharauis, a quienes tantos abriles han robado, todos los de su historia. Y sí se sabe quiénes. Y cómo son: miserables de espíritu.

“En Leyuad, el espíritu se manifiesta en silencio, como se manifiestan el bien, la belleza y la verdad (…) En Leyuad, se erige, a ras del suelo y a cielo abierto, el más conmovedor templo a la soledad y al silencio.

Leyuad es una fuente tan seca, como mística, de la que emana la poesía saharaui, que ha servido y sirve, no sólo para expresar temores y deseos, como se expresan en los sueños y en la oración, sino también, y sobre todo, para alimentar emociones que mantengan unido en un solo afán, el de la libertad, a un pueblo que ama su tierra y a la que su tierra ama.

Leyuad es un acto de amor apasionado y tierno, con la pasión de las galabba, duras y negras, con la ternura de la arena blanca y fina.

Leyuad es el corazón del Sáhara por el que laten los corazones de los saharauis, aunque no lo hayan visitado nunca.

Todos los saharauis lo reconocen, porque lo sienten en los suspiros de sus pechos.

Si Leyuad es el corazón del Sáhara, el espíritu de la badia es el silencioso y potente motor que lo mueve. Y la voz de los poetas es su voz.”

Fernando Llorente, Tiris.

Fuente : Zahra Hasnaui, 20 Abril 2019

Tags : Sahara Occidental, Tiris, Leyuad, poesía,

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